Inquieta

-Tene cuidado- dijo sin prestarle mas atencion. Solto la mano de esa pequeña cosita uniformada en un vestidito a motas que ni siquiera la escucho.
Lo genial de la infancia es el tener carta blanca para ser egoista sin tener que disculparse con nadie. Y con buena razon, no dura tanto como deberia.
Decidio hacer de un trozo de soga su compañero de aventuras, simplemente la golpeaba y miraba como volvia para poder golpearla nuevamente. Se sento para comprobar si la situacion seguia siendo la misma desde un angulo diferente. Tenemos a una futura artista entre manos!.
En un tiempo dejara de tener la capacidad de ver las cosas como son: simples. Ya no la impulsaran ni sus deseos ni sus animos. Comenzara a ver a los demas, y lo mas grave, a escucharlos.
“Presta atencion”, “portate bien”, “no levantes la voz”, “estudia”, “trabaja”, “llega a tiempo”. Poco a poco la despojaran de todo rastro de individualidad y pasara a ser “el engranaje B”. Sigo sin entender el romanticismo en la idea de ser la pieza de una maquina. Un pedazo de metal es frio, sin alma. Existe para repetir el mismo movimiento una y otra vez. Entiendo el concepto, pero no el porque alguien querria hacerlo parte de si.
Una vez comprobado el nuevo angulo sonrie y sigue disfrutando de su pobre fuente de entretenimiento.
La gente en la fila deja de observala haciendo un esfuerzo conciente e ingresan en sus propio mundos: “espero no venciera”, “odio este trabajo”, “detesto hacer cola”.
Hacemos cosas que detestamos para poder hacer otras cosas que si nos gustan. O cuando menos eso pensamos, una idea desagradable pero a la cual nos terminamos acostumbrando.
Una señora, a la cual no aspiro a conocer, frunce el seño. Los demas la emulan.
Asi, sin mas, la criatura deja de ser una agradable mancha de futuro para convertirse en una molestia. Todavia no entiendo como, ella desde en su propio mundo y sin molestar a nadie, es ahora “una traviesa”.
Hoy a un niño hiperactivo le dan ritalin, no porque lo necesite, pero si porque es mas facil para su maestros/padres controlarlo. Podemos tomar un poco de magia encapsulada con la etiqueta de prozac y sentirnos complacidos y felices sin merecerlo. No creamos nada, no ayudamos a nadie, no nos esforzamos por ello mas que empujar con la lengua para atras.
Dejaron de ignorarla para pasar a mirarla de tanto en tanto con un palpable desagrado. Uno de los cajeros defiende a la soga: “deja eso o te vas a lastimar”. Como si golpear una cuerda de un simil seda pudiera hacerle algo parecido. Aparte ya son amigos.
La gente se tranquiliza un poco, ahora va a dejar de molestar. No hace falta agregar que se equivocaban.
Claro esta ella giro, sonrio y siguio divirtiendose.
Talvez la molestia que causaba era el no encajar, no ser parte del universo estructurado que nos creamos. Y claro, cada vez que una pieza no encaja como deberia en su lugar ña estructura se resiente. La ansiedad provenia de la incertidumbre. Tomamos nuestra significacion de la participacion cotidiana de una realidad significativamente organizada, y cuando esta se ve amenazada nos sentimos amenazados nosotros mismos.
Uno de los guardias muy gentilmente pero sin el mas leve rastro de humor la toma de la mano y la vuelve a poner en la fila.
Su mama la mira con cara de “comportate!” y ella se queda conlgada de su mano jugando todavia pero a escondidas mirando de refilon a su ex-amiga la soga.

Soy un programador viviendo en Paraguay y estudiando todo el tiempo. He dado charlas sobre desarrollo movil web en Caaguazu en ocasión del FLISOL, participe como parte del panel del Asunción Digital Week, di una charla en el Pecha Kucha, sobre Creative Commons y estuve de mentor en algún evento.

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