Les quiero contar de un muchachito llamado Barry.
Ingles el pibe, no recuerdo el apellido pero aunque lo mencionara no lo reconocerían, pero apenas mencione al personaje q creo lo van a tener enseguida. Este muchachito no era muy buen alumno y su maestra decía q no llegaría a ningún lado. Y en realidad tuvo razón. No llego a gran cosa.
A este muchachito se le dio por escribir. Escribió un libro sobre un chico q se negaba a crecer, Peter Pan. Pq no fue un invento de Disney igual q no lo fueron ni Pinocho ni la Cenicienta ni Blancanieves. No!
Pero lo q interesante de Barry es un librito q escribió, una muy conmovedora biografía de su madre. Y lo q voy a traer es una frase de él. Decía q su madre lo llamaba cuando estaba jugando, pero el no quería dejar de jugar, así q resolvió seguir jugando… pero en secreto. Y aquí es a donde me detengo.
Pq igual q Barry yo tb quiero seguir jugando, pero en secreto. Como Peter Pan me niego a crecer y a contraer esa mediocridad q ganamos con la edad y tendemos a llamar “madurez”. Ese tono gris q van tomando los sueños y querer ser personas serias de traje y apretada corbata. Con agendas, secretaria, perro y una oficina q erigimos como supremo santuario de nuestra “madurez”.
Pq no quiero dejar de jugar y quiero seguir jugando pero como juegan los chicos, con esa seriedad y solemnidad q lo toman. Pq los chicos juegan pero en serio. Juegan lo q quieren jugar y con los q quieren jugar y sino, no juegan!
Ese fuego q tenemos adentro q se va apagando a medida q ganamos responsabilidades y aprendemos a tomar “riesgos calculados”. Como los q apuestan, pero se guardan en el bolsillo algo para la vuelta. No! No!
Me niego a jugar así, no pienso apostarme la vida, pero guardar algo para la vuelta. Eso no es apostar, eso no es vivir, eso no es riesgo. En fin, eso no es jugar.
Pq me queme en esa maravilla q provoco tantos ríos de tinta y sangre llamada “amor”, y no puedo respetar a quien ama pero se resguarda de no sufrir no amando demasiado. Eso no es amar, y además es hacer trampa. Si te vas a jugar, apostalo todo, o no apuestes nada. Pq sino amas en totalidad, entonces no amas. Pq así no te quemas. Es como andar en la cuerda floja pero con una red de seguridad. Y eso señoras y señores es trampa.
Pq pienso seguir acercándome a los abismos q se me abren en el camino, y al llegar al borde voy sin dudar a dar un paso adelante. Y lo daré sin dudar, pq se q después de una caída viene el levantarse. Y es glorioso.
Pq entiendo pq Orfeo bajo al mismísimo Infierno a buscar a Euridice; pq entiendo pq Ulises cuando los dioses le dieron a elegir entre una vida larga y pacifica contra otra q lo llenaría de gloria al precio de una muerte prematura en la guerra, sin dudar prefirió una vida corta, pero vida en sí. Pq no pienso darme por muerto en vida. Pq no quiero crecer, pero no por temor a la vejez ni a la muerte o las responsabilidades. Por temor a la madurez. Y en realidad no es temor, sino más bien repulsión.
Aunque se q cada paso a la sincronía con mi alma, talvez me cueste alejarme dos de mi felicidad, pienso seguir avanzando. Soy demasiado cabeza dura como para contraer cosas como “seriedad”, “estabilidad” y “riesgo calculado”. No!
Pq sino puedo ser, entonces no seré; pero tampoco pienso hacer trampa y disfrazarme otra cosa. Me seguiré rompiendo la cabeza contra las paredes, me seguiré quemando, y seguiré, al fin y al cabo, sufriendo. Pq? pq vale la pena. Pq quiero vivir, pero vivir en serio, y hablo de ese en serio con q los chicos juegan.
Por las mujeres q te abrazan con la piernas como un naufrago a un ultimo pedazo de madera. Pq así es como se ama. Y si, te quemaras, sufrirás y te llenaras de cicatrices el alma. Pero mientras cuides q tantas cicatrices no te dejen el corazón con una costra protectora contra el dolor. Así no.
Por los amigos q te tienden una mano para levantarte o bajarte los dientes, según las cartas q salgan. Esos son los amigos q tengo y pienso conservar. Son los únicos q valen la pena y de los únicos q quiero compañía.
Por las cicatrices q llevo pesan, y pesan como cruces pero las llevo con orgullo. Pq estas muescas son las marcas de q estoy vivo y q esos momentos los viví, no me los contaron ni los vi en la TV.
Y pq no podes saber nada hasta no haberte quemado. Pq si nunca ardiste en una tea brillante y calida en compañía de esa mina q después te dejo el alma en pedazos, no viviste. No sabes lo q es un momento de perfecta felicidad. Esa tremenda potencia q tienen las mujeres (una buena noticia entre la cantidad de idioteces q tenemos q soportar es este mundo a veces tan idiota) y q a veces se tiene el privilegio y el honor de acompañar. Como piano y pianista. En perfecta armonía. Por unos minutos. Pq la perfección existe, pero al igual q la felicidad es efímera. No hay fuego q dure mil años, pero las marcas q dejan son eternas.
Algo así como ese momento de perfecta felicidad q Fausto arreglo con el Mefistófeles de Goethe. Fausto aprendió q la felicidad es solo momentánea, pero el recuerdo q deja es abrasador y eterno. Lastima por él q lo aprendió de la forma difícil. O no! Bien por él q lo tuvo!
Entonces, por los amigos q valen la pena, las MUJERES (y con mayúsculas!) q te marcan de por vida. Por las resacas y el dolor de cabeza, pq significa q la fiesta en la q estuviste anoche estuvo de la madre.
Y por la gente q como yo se anime a seguir jugando, jugando en secreto. Pq el resto del mundo no se da cuenta y piensa q es un juego inocente, cuando uno en realidad, se esta jugando la misma alma.

Pablito::

P.D.: aclaro q esta escrito bajo efectos de la cafeina, la nicotina y un sobredosis de yerba mate con agua fria.

Pablito::